Los perros de servicio no solo son compañeros leales: para las personas con discapacidad, suponen un vínculo vital para una vida independiente.

Aunque son muy queridos por sus dueños, los perros de servicio no son animales de compañía; desempeñan funciones cruciales en la vida de sus dueños de varias maneras. Los perros guía ayudan a los ciegos a orientarse en su entorno. Los perros de asistencia ayudan a mejorar la calidad de vida de los niños con necesidades especiales, como el autismo, mediante el entrenamiento en tareas específicas. Los perros de alerta médica señalan problemas médicos agudos, como convulsiones o presión arterial baja. Los perros de servicio psiquiátrico calman a quienes sufren ataques de ansiedad o TEPT. (Todos requieren un mayor entrenamiento y certificación que los perros de apoyo emocional, que principalmente proporcionan consuelo simplemente estando al lado de sus dueños).

El entrenamiento de los perros de servicio es riguroso y puede costar más de 25 000 dólares, de modo que es imprescindible elegir perros que estén preparados para la tarea. Aunque cualquier raza puede servir, siempre que su tamaño se ajuste a las necesidades, las tres razas de perros de servicio más comunes son el Labrador Retriever, el Golden Retriever y el Pastor Alemán, según el AKC. Esto se debe a su inteligencia, afán de complacer y temperamento.

"El personal de nuestro programa de cría comprueba el temperamento, la capacidad de entrenamiento, la salud, las capacidades físicas y las tendencias de la camada de cada perro, y solo se elige a "lo mejor de lo mejor", según el Programa de Buenos Ciudadanos Caninos del AKC.

Además de la obediencia básica, el AKC señala que los perros de servicio ideales deben:

  • Ser tranquilos, especialmente en entornos desconocidos
  • Estar alertas, no reactivos
  • Estar dispuestos a complacer
  • Ser capaces de aprender y retener información
  • Ser capaces de ser socializados en diferentes situaciones
  • Ser fiables en tareas repetitivas